Independientemente de que deporte realices, la hidratación antes, durante y después de ejercitarse es esencial para tener una sesión exitosa. Nuestro cuerpo está compuesto de alrededor del 60% de agua. Durante el ejercicio, se pueden perder entre uno y dos litros de agua por hora. Si no reponemos esta agua, corremos el riego de deshidratarnos, lo cual puede tener efectos muy negativos en nuestra salud y en nuestro ejercicio. La deshidratación puede causar cansancio, y el cuerpo no podrá regular correctamente la temperatura corporal.
La hidratación debe comenzar antes de hacer ejercicio. De no ser así, la sangre se espesa y el corazón debe trabajar más duro para bombearla. Esto causa cansancio, y no nos permite aprovechar plenamente nuestra sesión de ejercicio. Tampoco nos permite producir sudor, que es el mecanismo de enfriamiento del cuerpo.
Durante el día, antes de hacer ejercicio, debemos consumir agua constantemente. Entre dos y cuatro horas antes de la sesión de ejercicio, se deben consumir alrededor de 450 ml de agua. Después, lo conveniente es beber según la sed que se tenga. De esta manera, permitimos que nuestro cuerpo absorba el agua para llevar a cabo sus procesos correctamente.
Durante el ejercicio
Durante el ejercicio, la regla general es consumir entre 120 y 240 ml de agua. Pero también depende de otros factores, como el tamaño de la persona (personas más grandes sudan más que personas pequeñas), el entorno (sumamos más en climas cálidos y húmedos) y el ejercicio que se está realizando, puesto que ejercicio más intenso provoca más sudor. La mejor manera de mantenerse hidratado durante el ejercicio es tomando agua en pequeñas cantidades durante la sesión.
Otra manera de saber cuánta hidratación requerimos durante el ejercicio es calculando cuánto sudor se pierde durante el ejercicio. Para eso, te debes de pesar antes y después de hacer ejercicio. Cada kilo de diferencia equivale a aproximadamente un litro de sudor. De esta manera, puedes estimar cuánta agua necesitarás tomar durante el ejercicio, dependiendo de cuánto líquido pierdes.
Otro factor importante es con qué te hidratas. Para una cantidad moderada de ejercicio durante un tiempo de una hora o menos, tomar agua natural es suficiente. Sin embargo, si eres un atleta de alto rendimiento, tienes sesiones muy largas o haces ejercicio intenso, la mejor opción puede ser complementar el agua natural con bebidas deportivas.
Cuando sudamos, además de perder agua, perdemos carbohidratos y electrolitos, que son minerales que permiten que el cuerpo funcione correctamente. Las bebidas deportivas contienen eso, ayudándonos a mantenernos hidratados y como combustible para seguir ejercitándonos.
Después del ejercicio
Beber líquidos después de hacer ejercicio es refrescante, además de que restaura los niveles de hidratación del cuerpo y ayuda a la recuperación. Algo que no se debe hacer después de ejercitarse (no antes ni durante) es beber alcohol para recuperarse. El alcohol tiene un efecto diurético, o sea, que provoca al cuerpo a perder líquidos. Puede que suene refrescante, pero las bebidas alcohólicas y el ejercicio no son una buena combinación.
Otro tema del que se tiene que estar consciente es a hidratarse de más. Aunque es poco común que suceda, se puede desarrollar una condición llamada hiponatremia, que es cuando se ingieren más líquidos de los que se pueden desechar. También sucede cuando se suda excesivamente sin recuperar electrolitos. Como consecuencia, los electrolitos alcanzan niveles muy bajos, ya que se diluyen de más.
Hidratación y deporte van inherentemente de la mano, aunque a veces no nos detengamos a pensar de lo importante que es beber líquidos a la hora de hacer ejercicio. De nada sirve hacer ejercicio si el cuerpo está sufriendo durante por una falta de agua o de electrolitos. Hidratarnos correctamente nos vuelve mejores atletas y nos permite obtener mejores resultados.
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