El ecofeminismo se ha convertido en una fuerza poderosa que impulsa un cambio significativo en un mundo cada vez más consciente de los desafíos climáticos y ambientales. Con la primera Constitución chilena en el mundo que se redacta con equidad de género, se abre una oportunidad única para visibilizar el papel fundamental que las mujeres desempeñan en la sociedad y cerrar la brecha de vulnerabilidad que enfrentan, especialmente en el contexto de la crisis climática. Los factores ambientales, económicos y sociales tienen un impacto más acentuado en las mujeres que en los hombres. A lo largo de este artículo, exploraremos cómo el ecofeminismo se ha convertido en una herramienta vital para construir sociedades más resilientes.
Las mujeres en el epicentro de la crisis climática
A finales de 2020, los ciudadanos de Petorca, en la región de Valparaíso, Chile, se vieron confrontados con la dura realidad de tener que sobrevivir con apenas el 30% del agua que un ciudadano promedio consumía en el país. Esta situación se debió a las condiciones climáticas extremas, que causaron la peor sequía en 700 años y la priorización del agua para actividades agrícolas. Las consecuencias afectaron especialmente a las mujeres y las niñas en esta zona.
Las historias de mujeres como María, que vive en una localidad rural de Petorca, son conmovedoras. Reciben solo 50 litros de agua al día por persona, y esta cantidad limitada debe utilizarse para el aseo personal y las tareas domésticas. La lucha por satisfacer las necesidades básicas en condiciones tan precarias es desgarradora y muestra cómo las mujeres se convierten en las más vulnerables durante las crisis climáticas.
El ecofeminismo y la lucha por la igualdad de género
La ONU lleva años denunciando que las mujeres y las niñas se encuentran entre las más afectadas por la crisis climática, y esta situación es aún más evidente en las áreas rurales. Organizaciones como la FAO han destacado que las mujeres representan el 48% de la mano de obra agrícola en países de bajos ingresos, pero paradójicamente, menos del 20% de ellas poseen tierras propias. Esto las deja en una posición de extrema vulnerabilidad y dependencia.
Además, las mujeres en entornos adversos a menudo enfrentan una serie de problemas agravados, que incluyen violencia de género, mayor riesgo de infecciones, usurpación ilegal de tierras, pobreza y acceso limitado a la educación, entre otros. La lucha por la igualdad de género se convierte en una prioridad vital en medio de la crisis climática.
La voz de las mujeres en el ecofeminismo
En medio de esta lucha, mujeres como Ana Araneda, doctora en Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, se declaran feministas y activistas ambientales. En Chile, durante el proceso constituyente en curso, se vislumbra una oportunidad para destacar la perspectiva de género y sentar las bases para enfrentar la emergencia ambiental que se avecina.
El ecofeminismo aboga por destacar principios como el «derecho a la naturaleza a existir», la gobernanza ambiental democrática y participativa, la gestión comunitaria de bienes naturales comunes y la paridad de género como un requisito fundamental. Estos cambios no solo empoderarán a las mujeres, sino que también impulsarán soluciones para disminuir su vulnerabilidad frente al cambio climático.
Un futuro incierto y la esperanza ecofeminista
A pesar de las dificultades, existen razones para mantener la esperanza. Según el informe del IPCC, la crisis climática es irreversible, pero la incorporación de la perspectiva de género puede aumentar la efectividad de las medidas para proteger a las personas. A medida que se escribe la nueva Constitución chilena con equidad de género, se vislumbra un escenario favorable que puede avanzar hacia la igualdad, equidad y justicia.
El ecofeminismo en acción se convierte en un faro de esperanza en un mundo que enfrenta desafíos climáticos y ambientales sin precedentes. Si bien el camino hacia un mundo más verde y equitativo es largo, el ecofeminismo demuestra que, juntas, las mujeres pueden desempeñar un papel crucial en la construcción de un futuro resiliente y sostenible.
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