¿Cuánta agua deben beber los niños?
Tomar agua es importante para todos, y eso incluye niños. Pero, al ser tan pequeños y al no saber comunicar bien lo que sienten y necesitan, es difícil cuantificar cuánta agua necesitan, y en qué momento deben beberla.
La importancia de la hidratación infantil
Los niños deben beber agua por las mismas razones por las que el resto de nosotros bebemos agua. Una hidratación apropiada mantiene los procesos y sistemas del cuerpo funcionando de manera adecuada. Mantiene los movimientos intestinales regulares y previene enfermedades del tracto urinario, como cálculos renales. También mantiene el cuerpo fresco ante fiebres y temperaturas altas por medio del sudor.
Durante el día, el cuerpo de los niños pierde agua debido a sus procesos naturales. Por eso es importante reponer esa hidratación a través de la ingesta de líquidos, sobre todo de agua natural, aunque los niños no tengan sed. De esta manera, se previene también la deshidratación. Además de que el cuerpo de los niños está constituido de agua en un 80%, en comparación con el de los adultos, que es 65% agua. Por esa razón, la hidratación constante es crucial.
¿Cuánta agua deben de beber los niños?
En el caso de los bebés, su bebida principal debería de ser la leche. Solo se les debe de administrar agua en casos especiales, como cuando estén deshidratados o tengan fiebre. A partir de los seis meses se les debe de ir introduciendo el agua como complemento a la leche, y después de que cumplan un año el agua natural debe ser ya su líquido principal.
Una sencilla regla para saber cuánta agua diaria deben beber los niños es un vaso de agua por su edad. De esta manera, un niño de un año debe beber un vaso de agua, una niña de cuatro años debe beber cuatro vasos de agua, y así por consiguiente. De los ocho años en adelante, los niños deben beber alrededor de 8 vasos de agua diarios.
Un hábito por construir
Como mencionamos antes, muchas veces los niños son demasiado pequeños como para saber la importancia de tomar agua. Por lo tanto, es la responsabilidad de los adultos que les rodean asegurarse de que se estén hidratando de manera adecuada durante el día. También es su responsabilidad inculcarles este hábito desde una edad temprana, educando no desde el miedo a la deshidratación, sino desde un punto de vista lúdico. Si se plantea la actividad de tomar agua como algo necesario, pero divertido, con metas de hidratación a cumplir con premios correspondientes, y vasos especiales divertidos, será más fácil incorporarla a la rutina diaria de los más pequeños.
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